jueves, febrero 08, 2007

Arboles de dudosa utilidad

De este artículo lamentablemente no tengo los datos, ni en qué periódico salió publicado ni en qué fecha, pero es bien interesante.

Por: José Antonio Martínez Rojas


En la República Dominicana han sido introducidos especies de árboles que podrían clasificarse de poca o ninguna utilidad. En algunos casos, hasta de cierta peligrosidad, como es la denominada javilla extranjera (aleuritas triloba), oriunda del Sureste asiático y que por desconocimiento ha sido sembrada en las calles y avenidas como sombra. Las semillas que produce son muy venenosas y se han dado numerosos casos de envenenamiento, especialmente entre niños, que ajenos a su toxicidad juegan con ellas y hasta llegan a comerlas.
Desde su introducción, la casuarina (equisetifolia L.) o pino de Australia, ha sido plantada en lugares equivocados, ya que la mayoría de las personas piensan que se trata de un pino y ésta ni siquiera es familia de las coníferas. El lugar ideal para sembrar las casuarinas lo constituyen los bancos de arena cercanos a las playas, para que sirva de rompevientos. Además, las agujas, en lugar de hojas, formadas en verticilitos, son tan perjudiciales que donde caen forman una costra en donde no crece ni la hierba.
Hace unos años la Dirección General Forestal auspició la siembra de lino (leucaena leucocephala), argumentando que en los lugares áridos, debido a su rápido crecimiento, podía evitar la deforestación, enseñando a los campesinos a cocer sus alimentos con esta planta en lugar de carbón vegetal hecho de otras especies de mayor valor. Sin embargo, el lino no fue sembrado donde originalmente se planificó y hoy arropa fincas y bordes de carreteras, especialmente en la zona Este del país, constituyendo un peligro para los vehículos pesados (carretera Otra Banda-Bávaro-Punta Cana).
Si damos crédito al botánico Alan Liogier, el único atributo del lino, aparte de su rápido crecimiento y proliferación, es su condición de molífera. Sin embargo, acota en su Diccionario “que se dice que si el ganado se come las hojas o los frutos de este árbol, el pelo y hasta las pezuñas se le caen”.
En el estado norteamericano de Florida se ha prohibido la siembra de la Picus benjamina (laurel) y la Picus rubiginosa (caucho), porque las numerosas raíces de estas plantas obstruyen los desagües sanitarios y de agua en procura de ese líquido. Su capacidad de taponamiento es tal que en árboles adultos se ha tenido que emplear maquinaria especializada para limpiar el alcantarillado. No obstante, en nuestro país se tiene como “lo último”. Para comprobarlo sólo hay que darse una vuelta alrededor del Faro del Almirante de la Mar Océana.
Hemos observado que funcionarios y autoridades edilicias han querido ponerse a tono con la corriente reforestadota o el Plan Quisqueya Verde, utilizando la especia “Palma Manila o Filipina”, al parecer creyendo que se trata de la palma real en estado de crecimiento, sin saber que ésta no tiene la misma utilidad que la palma dominicana, puesto que la importada ni produce frutos comestibles para animales (cerdos), ni yaguas o cogollos para techar viviendas; tampoco produce tablas para ranchos y mucho menos el apetecible palmito.
Otro error que se está cometiendo en la ciudad capital es la arborización con la especie acacia amarilla, árbol de frágil consistencia cuyo valor estriba en su fácil adaptabilidad a terrenos degradantes. No nos explicamos cómo teniendo nosotros ese hermoso árbol que se llama mara o baría, de bello porte, hojas verde oscuro y madera excelente, no se utilice en adornar nuestros paseos y avenidas.
He dejado para último el nim (azadirachta undica) ya que en nuestro país, merced a una orquestada desinformación, se ha propalado la especie de que este árbol de por sí ahuyenta los insectos y los aleja de donde está sembrado. Sin lugar a dudas, de esta especie de rápido crecimiento se utilizan las semillas para fabricar aceite, jabón un insecticida orgánico de dudosa eficiencia, pero como es patrocinado por una ONG alemana, su difusión no le ha costado un centavo al Estado Dominicano, al menos que estemos equivocados. Se impone la sombra de especies nativas como la mara, roble o caoba, y si hay que utilizar introducidas, al menos que tengan valor agroforestal comercial, como la acacia magium y la teca.

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