lunes, marzo 12, 2007

Chomsky vs Foucault - Justicia vs. Poder

UNA POLÉMICA JUSTA


En 1971, la televisión holandesa emitió un debate entre el lingüista norteamericano Noam Chomsky y el historiador francés Michel Foucault. Tales eran la expectativa y las prevenciones que Fons Elders, el moderador, definió a sus invitados como “dos obreros perforando un túnel en la montaña, cada uno desde un lado opuesto, con instrumentos diferentes, y sin saber si se encontrarán”. Publicado como "La naturaleza humana: justicia vs. poder" (ed. Katz), reproducimos algunos de sus pasajes más álgidos, prolíficamente puntuados por las palabras “no estoy de acuerdo”.



Quizá sería interesante ahondar un poco en el problema de la estrategia. Supongo que lo que usted llama desobediencia civil probablemente sea lo mismo que los franceses denominan acción extraparlamentaria.



Chomsky: No, creo que va más allá. La acción extraparlamentaria incluiría, por ejemplo, una manifestación masiva legítima, pero la desobediencia civil tiene un sentido más restringido. Significa directamente desafiar aquello que el Estado establece como legal, cuando no lo es según mi visión.



Foucault: Permítame hacerle la siguiente pregunta: cuando usted comete un acto ilegal...



Chomsky: Que yo considero ilegal, no sólo el Estado.



Foucault: No, no, bien, que el Estado...



Chomsky: ...que el Estado considera ilegal.



Foucault: ...que el Estado considera ilegal.



Chomsky: Sí.



Foucault: ¿Usted realiza este acto en virtud de una justicia ideal o porque es útil y necesario para la lucha de clases? Mi problema es que remita a una justicia ideal.



Chomsky: Cuando realizo un acto que es ilegal para el Estado, para mí suele ser legal, esto es, considero que el Estado es criminal.



Foucault: ¿De modo que es en nombre de una justicia más pura que usted critica el funcionamiento de la justicia? (...) Mas que pensar en la lucha social en términos de “justicia”, hay que hacer hincapié en la justicia desde la perspectiva de la lucha social.



Chomsky: Sí, pero seguramente usted piensa que su papel en la guerra es justo, que está luchando una guerra justa, para servirnos de un concepto de otro ámbito. Y creo que eso es importante. Si uno pensara que está luchando una guerra injusta, no podría seguir esa línea de razonamiento.





(...)

Foucault: Quisiera sólo responder a una afirmación suya, en la que dijo que si no considerara justa su lucha contra la policía no participaría. Quisiera responderle en términos de Spinoza y decir que el proletariado no lucha contra la clase dominante porque considere que se trata de una guerra justa. El proletariado lucha contra la clase dominante porque, por primera vez en la historia, quiere tomar el poder. Y porque derrocará el poder de la clase dominante considera que su guerra es justa.



Chomsky: No estoy de acuerdo.



Foucault: Se hace la guerra para ganarla, no porque sea justa.



Chomsky: En lo personal, no estoy de acuerdo.



Foucault: Cuando el proletariado tome el poder, es muy posible que ejerza sobre las clases derrotadas un poder violento, dictatorial, e incluso sangriento. No puedo ver qué objeción podría plantearse a esto.



Chomsky: No me convence en absoluto esa teoría de la revolución por muchos motivos, históricos y de otro tipo. (...) Mire, no estoy diciendo que haya un absoluto... Por ejemplo, no soy un pacifista militante. No sostendría que es incorrecto utilizar la violencia en todas las circunstancias imaginables, aunque el uso de la violencia sea en cierto sentido injusto. Creo que se deben evaluar las justicias relativas.





(...)

Foucault: En cuanto al objetivo del proletariado al liderar una lucha de clases, no creo que sea suficiente afirmar que busca una mayor justicia. Lo que el proletariado logrará al expulsar a la clase que hoy está en el poder, y al tomar el poder mismo, es precisamente la abolición del poder de clase.



Chomsky: Está bien, pero ésa es la justificación última.



Foucault: Esa es la justificación, pero no en términos de justicia sino en términos de poder.



Chomsky: Pero, en efecto, es en términos de justicia, porque el fin que se alcanzará se presenta como un fin justo.



Foucault: Si le parece bien, voy a ser un poco nietzscheano al respecto; en otras palabras, me parece que la idea de justicia en sí es una idea que ha sido inventada y puesta a funcionar en diferentes tipos de sociedades como instrumento de cierto poder político y económico, o como un arma contra ese poder. Pero creo que, en todo caso, el concepto mismo de justicia funciona dentro de una sociedad de clases como una demanda de la clase oprimida y como justificación de la misma.



Chomsky: No estoy de acuerdo.



Foucault: Y en una sociedad sin clases, no estoy seguro de que siguiéramos utilizando esta noción de justicia.



Chomsky: Ahora estoy absolutamente en desacuerdo. Creo que hay cierto tipo de fundamento absoluto –aunque si me presionaran estaría en problemas, porque no podría esbozarlo– que en última instancia reside en las cualidades humanas fundamentales, sobre las que se basa un concepto “real” de justicia.


Manual del perfecto presidente idiota latinoamericano

Por: Iván Salas Rodríguez

S.D. Si Ud. algún día, amable lector (a) es tentado (a) por la obsesión patológica del poder; si le llega el día "D" en que le importa un comino el bienestar de la gente; si se le nubla la vista, arruga el cerebro y, sólo le importa el quehacer político como la ruta más fácil y corta para enriquecerse ilícitamente, tiene aquí la receta que resume la insensibilidad, insensatez y sinvergüencería de muchos (as) políticos "demócratas", "modernos".

I.- La Campaña Electoral

Asegúrese una campaña millonaria, tire la red y recoja lo que encuentre, después de todo es una vieja costumbre en la política criolla asociarse con el poder económico. Si Ud. gana tendrá que devolver estos favores. Recuerde el viejo dicho popular: "No puedes morder la mano del que te da de comer".

Cargue su discurso con mucho nacionalismo y pedigrí popular. Pasee por los mercados, arenales, barrios urbanos marginales; cargue niños, regale alimentos, ropa, ollas, platos, tazas, vajilla en general. Tiene que darse sus baños de multitud acompañado de una sonrisa de futuro. No olvide visitar a su dentista, sonría a todo el mundo, llore si la circunstancia lo amerita.

Sea severo en las críticas a los abusos del FMI, grite, sea contundente: ¡Voy a terminar con la corrupción!, hable de la Educación como prioridad. No especifique sobre la construcción de un modelo educativo alternativo al modelo memorista. Nada de erradicar la desnutrición crónica, recuerde que un pueblo pobre y con bajo nivel educativo está apto para sobrevivir a la demagogia recurrente.

Coordine algunos discursos subidos de tono con la embajada norteamericana, pues en caso contrario su electorado le gritará derechista, pituco insolente. Si le es posible, llame a su lista a un personaje de origen popular para limpiar su imagen derechista o centrista. Diga que gobernará con todos, evite emocionarse y hacer el papelón al decir "gobernaré con mis amigos y los grupos de poder económico que financiaron mi campaña".

El arte del disimulo y el doble, triple o quíntuple discurso es la fórmula. Hable de acuerdo al contexto: si lo invitan los trabajadores hable para ellos, si lo invitan los grandes "empresaurios" haláguelos y hágalos sentirse cómodos. No se le vaya a ocurrir criticarlos. El destacado periodista peruano Herbert Mujica Rojas, con respecto a los grandes empresarios peruanos manifiesta que la mayoría de ellos están acostumbrados a vivir de la teta estatal, del favoritismo y clientelaje.
Hable del apoyo a la agricultura, construcción de casas, escuelas, atender a los viejitos, hable de la micro y pequeña empresa, hable de Latinoamérica, del deporte, la salud... hable de lo que quiera. Ud. es consciente que su gobierno estará condicionado por el formato de la trilogía FMI, OMC y Banco Mundial. Como explica el Nóbel de Economía Joseph Stiglitz, los tres pilares aconsejados por el Consenso de Washington durante los años 80 y 90 son: austeridad, privatizaciones y liberalización de mercados.

¡Ni se le ocurra criticar y plantear salidas fuera del formato, le gritarán: populista, comunista, dinosaurio!

Su símbolo puede ser un gallo, una cartera, un mapa, una escoba o un calzón, eso es lo de menos. Consiga eso sí, una buena agencia de publicidad.

II.- El Triunfo, el Besamanos y a gobernar

Agradezca a todos con gentileza y clase, incluyendo a su oposición más furibunda, con el triunfo en la mano está Ud. apto para hacer lo que se le antoje.

Concéntrese en la juramentación: no vaya a jurar como aquel parlamentario despistado: "Juro por Dios y por la plata". Tendrá que soportar el aburrido besamanos, se acercará a saludarlo mucha gente, de todas las tallas y colores, incluso sus felices auspiciadores de campaña, a decirle: "Nos ponemos a vuestra disposición Sr. Presidente"; hágales un guiño como primera señal de agradecimiento.

Busque los tecnócratas de siempre, aquellos que suelen ir rotando por los pisos del ministerio de Economía, aquellos individuos de bolsillo grande y sensibilidad estrecha. Un viejo líder campesino cajamarquino decía: "lo que cambian son las moscas, la mazamorra es la misma".
Como Ud. es un potencial demagogo, olvidará sus grandes promesas: ¿justicia social, nacionalismo, estabilidad laboral, seguridad social, bienestar popular, mejora de sueldos y salarios, reforma tributaria,…? Repetirá el discurso de muchos antecesores: "Tenemos que ser realistas. Al asumir el gobierno vemos que la situación es más grave de lo que pensamos". Con una pequeña ayuda de sus amigos (al mismo estilo de Joe Cocker) y de los medios de comunicación afines, trate de convencer a la población de la privatización como gran panacea. La apertura de puertas de par en par para la inversión extranjera en las condiciones que ellas fijen para sus inversiones. "Ganancias mil, costos bajísimos, controles cero" diría Eduardo Galeano. Remate todo lo que pueda: minas, petróleo, electricidad, pesca, telefonía, agua, aire…

El 4 de marzo del 2002, Greg Palast (periodista de la BBC y "The Observer" de Londres, concedió una entrevista para el Alex Jones Radio Show de los Estados Unidos; difundió un documento oficial referente a subvaluaciones y sobornos en las privatizaciones que puso en apuros al FMI. Habló con un senador argentino quien declaró haber recibido la siguiente oferta de un socio de Bush por rematar el agua: "Bueno, si sólo le pagamos una quinta parte, esta cifra permitirá que haya un pequeño bocado para Ud. Que irá a su cuenta bancaria en Suiza".

Para disimular su antinacionalismo privatomaníaco cambie el término privatización por: "Incorporación de inversión privada en activos estatales". Si alguien le sale al frente a criticarlo y reclamarle un gobierno para las mayorías, sensible a las necesidades populares, repita el discurso de siempre: ¡eso es populismo, comunismo! Si el movimiento social rebasa los fríos cálculos de sus distraídos asesores, en aras de "defender el sistema democrático" grite a los 4 puntos cardinales: "terroristas" e inmediatamente muestre el incremento del "riesgo país", el JP Morgan le ayudará.

Haga brillar sus cuadros, sus cifras multicolor: PBI, ingreso per cápita, inflación. No importa si las cifras no tienen nada que ver con la vida cotidiana, como dice Aaron Levenstein: "Las estadísticas son como los bikinis. Lo que revelan es sugestivo; lo que esconden es esencial". En esta tarea tendrá Ud. la ayuda de aquellos economistas que hacen trabalenguas, lenguaje difícil, ininteligible, oscuro, los dueños de teorías sin base real.

Su banda (perdón, su equipo técnico) comenzará a saquear el erario nacional, para lo cual necesita un Poder Judicial sumiso. Si le llega dinero del Banco Mundial o PNUD para la "Reforma Judicial", recíbalo: un gran porcentaje de estos fondos irán a sobrefacturación y a engrosar las planillas doradas de asesores y consultores.

Las oficinas se llenarán de burócratas incompetentes, pero carnetizados, afiliados al partido de gobierno. Su consigna seguramente será: "robar, robar que el mundo se va a acabar".

Si los agricultores le reclaman, disimule, no hable de los millonarios subsidios que otorgan tanto Estados Unidos como la Unión Europea. Mantenga la importación de alimentos, su respuesta es sencilla: "Los eliminaremos gradualmente". Continúe con la consolidación de los hábitos alimenticios foráneos, destruya su consumo nacional: ¡más Mc Donald´s, más comida chatarra. Vivan las luces multicolores, viva la "modernidad"! El "American way of life" es lo único importante.

¿Renegociar la deuda externa que se lleva un 25% del presupuesto nacional? ¡Ni loco! Dirá: "No podemos aislarnos del mundo, no podemos alterar las recomendaciones del FMI".
Haga caso a las presiones del gobierno yanqui. Aíslese de los esfuerzos de integración latinoamericana de aquellos países que buscan organizarse en bloque para enfrentar los abusos del FMI, OMC y Banco Mundial.

A América Latina le gusta mucho la palabra 'esperanza'. Nos complace que nos llamen 'continente de la esperanza'. Los candidatos a diputados, senadores, a presidentes, se autotitulan 'candidatos de la esperanza'. En la realidad esta esperanza es algo así como el cielo prometido, una promesa de pago cuyo cumplimiento se aplaza. Se aplaza para el próximo período legislativo, para el próximo año o para el próximo siglo".

jueves, febrero 08, 2007

Araña en una hoja verde. Duvergé.

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Fiestas de Palo


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Arboles de dudosa utilidad

De este artículo lamentablemente no tengo los datos, ni en qué periódico salió publicado ni en qué fecha, pero es bien interesante.

Por: José Antonio Martínez Rojas


En la República Dominicana han sido introducidos especies de árboles que podrían clasificarse de poca o ninguna utilidad. En algunos casos, hasta de cierta peligrosidad, como es la denominada javilla extranjera (aleuritas triloba), oriunda del Sureste asiático y que por desconocimiento ha sido sembrada en las calles y avenidas como sombra. Las semillas que produce son muy venenosas y se han dado numerosos casos de envenenamiento, especialmente entre niños, que ajenos a su toxicidad juegan con ellas y hasta llegan a comerlas.
Desde su introducción, la casuarina (equisetifolia L.) o pino de Australia, ha sido plantada en lugares equivocados, ya que la mayoría de las personas piensan que se trata de un pino y ésta ni siquiera es familia de las coníferas. El lugar ideal para sembrar las casuarinas lo constituyen los bancos de arena cercanos a las playas, para que sirva de rompevientos. Además, las agujas, en lugar de hojas, formadas en verticilitos, son tan perjudiciales que donde caen forman una costra en donde no crece ni la hierba.
Hace unos años la Dirección General Forestal auspició la siembra de lino (leucaena leucocephala), argumentando que en los lugares áridos, debido a su rápido crecimiento, podía evitar la deforestación, enseñando a los campesinos a cocer sus alimentos con esta planta en lugar de carbón vegetal hecho de otras especies de mayor valor. Sin embargo, el lino no fue sembrado donde originalmente se planificó y hoy arropa fincas y bordes de carreteras, especialmente en la zona Este del país, constituyendo un peligro para los vehículos pesados (carretera Otra Banda-Bávaro-Punta Cana).
Si damos crédito al botánico Alan Liogier, el único atributo del lino, aparte de su rápido crecimiento y proliferación, es su condición de molífera. Sin embargo, acota en su Diccionario “que se dice que si el ganado se come las hojas o los frutos de este árbol, el pelo y hasta las pezuñas se le caen”.
En el estado norteamericano de Florida se ha prohibido la siembra de la Picus benjamina (laurel) y la Picus rubiginosa (caucho), porque las numerosas raíces de estas plantas obstruyen los desagües sanitarios y de agua en procura de ese líquido. Su capacidad de taponamiento es tal que en árboles adultos se ha tenido que emplear maquinaria especializada para limpiar el alcantarillado. No obstante, en nuestro país se tiene como “lo último”. Para comprobarlo sólo hay que darse una vuelta alrededor del Faro del Almirante de la Mar Océana.
Hemos observado que funcionarios y autoridades edilicias han querido ponerse a tono con la corriente reforestadota o el Plan Quisqueya Verde, utilizando la especia “Palma Manila o Filipina”, al parecer creyendo que se trata de la palma real en estado de crecimiento, sin saber que ésta no tiene la misma utilidad que la palma dominicana, puesto que la importada ni produce frutos comestibles para animales (cerdos), ni yaguas o cogollos para techar viviendas; tampoco produce tablas para ranchos y mucho menos el apetecible palmito.
Otro error que se está cometiendo en la ciudad capital es la arborización con la especie acacia amarilla, árbol de frágil consistencia cuyo valor estriba en su fácil adaptabilidad a terrenos degradantes. No nos explicamos cómo teniendo nosotros ese hermoso árbol que se llama mara o baría, de bello porte, hojas verde oscuro y madera excelente, no se utilice en adornar nuestros paseos y avenidas.
He dejado para último el nim (azadirachta undica) ya que en nuestro país, merced a una orquestada desinformación, se ha propalado la especie de que este árbol de por sí ahuyenta los insectos y los aleja de donde está sembrado. Sin lugar a dudas, de esta especie de rápido crecimiento se utilizan las semillas para fabricar aceite, jabón un insecticida orgánico de dudosa eficiencia, pero como es patrocinado por una ONG alemana, su difusión no le ha costado un centavo al Estado Dominicano, al menos que estemos equivocados. Se impone la sombra de especies nativas como la mara, roble o caoba, y si hay que utilizar introducidas, al menos que tengan valor agroforestal comercial, como la acacia magium y la teca.

Sociedad de Antivalores

Hace poco en nuestro país se armó un escándalo porque fue incluido en una lista de estados casi fracasados, a punto de ser fallidos. Casi todo el mundo atacó la inclusión, aclarando lo que es un estado fallido y por qué República Dominicana no era, ni estaba cerca de convertirse en uno. Algunos periodistas expresaron sin embargo, que aunque fuera doloroso, en vez de estar pataleando y explicando que este país no merecía ese baldón, debíamos ponernos las pilas y tratar de mejorar las muchas faltas que aquejan su funcionamiento.

Ahora seguro que dolería si algún estudio internacional nos incluyera en una lista de países que en general se rigen por antivalores, aunque el país que hiciera el estudio fuera el país con menos corrupción del mundo.

Pero resulta que en un país como República Dominicana, que la doctora Aura Celeste Fernández haya dicho públicamente que fue por asunto de principios, y no de legalidad, que renunció a los incentivos especiales que perciben los jueces de la Junta Central, es una afrenta para los muy honrados jueces que junto con ella conforman este organismo. Muchos de ellos tienen fama de ser hombres serios probados, y que la doctora Fernández haya sido la única que hiciera la denuncia de lo incorrecto de tal incentivo, los pone a ellos al descubierto.

Pero que los jueces se hayan molestado es entendible porque a nadie le gusta que le den galleta sin manos; no por esto este país es un país de antivalores.

Que los jueces que aceptaron evadir impuestos no hayan tratado de mantener un bajo perfil, sino que se llenaran las bocas atacando a la doctora Fernández es lo que preocupa.

Eso es precisamente una sociedad de antivalores. En una sociedad que se precia de civilizada, si una persona, y más si ostenta una posición pública, comete una inmoralidad o acto deshonesto, es objeto de una condena moral -en desuso en nuestro país-. Inmediatamente renunciarían, por la vergüenza de que todos ya sepan que sus principios son lasos, y que no son lo que de ellos esperaban sus maestros por un lado, y por el otro sus seguidores y admiradores. Es más, solamente por sospecharse de ellos renuncian.

La doctora Fernández, por cierto, renunció en el primer gobierno del PLD a su cargo porque se cuestionó que lo ocupara siendo esposa de un funcionario del gobierno; eso es una muestra de lo que es tener vergüenza.

En una sociedad de antivalores, lo malo, lo imperdonable, es que alguien se rebaje a ser serio, que no se aproveche de un cargo o nombramiento para servirse en vez de servir.

No han faltado por supuesto, los artículos celebrando la actitud de la juez, personas, como por ejemplo Molina Morillo, que no se iban a quedar calladas ante esta demostración de tanta seriedad y de ruedos pesados. Pero sí he extrañado los artículos atacando fuertemente a los

Para muchísimas personas en la calle, principalmente para las unidades elementales de la próxima generación, los jóvenes, este tipo de personas son “pendejos”, desaprovechan las oportunidades que Dios les da, y lo que quieren es fuñir la paciencia y traer discordia entre compañeros.

Un columnista, de esos que siempre tienen la frente arrugada como si estuviera pensando profundo, y de quien yo no esperaba semejante comentario, no por serio sino por ser un político, dijo en síntesis que la doctora Aura Celeste Fernández lo que quiere es privar en seria. Con esto dice que la doctora Fernández no es seria, cosa que ha demostrado, y también deja ver qué le espera a cualquiera que actúa con rectitud. No lo podía creer y volví a leer el artículo, y eso era lo que decía. Y seguía sin poder creerlo. Ser serio no es asunto de la propia convicción de serlo, es demostrarlo.

El problema terrible de corrupción que afecta a nuestro país no se puede quedar como está, y no se va a resolver tratando de evitar discordia entre compañeros, dándole la espalda a lo mal hecho porque si lo denuncia va a ser criticado. Es asunto de enfrentarlo, de manera activa los que tienen poder para hacerlo, y dando ejemplos de cómo se es honrado.

De no disponernos a dejar los beneficios económicos rápidos y mal habidos de lado, en aras del progreso de la nación, estemos preparados para la debacle moral que nos viene encima, y los problemas sociales y por supuesto económicos, que parecen ser los que más miedo meten, que trae como consecuencia vivir sin reglas.

miércoles, enero 31, 2007

Cernícalo en Tabila

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Wisin y Yandel en Altos de Chavón

El concierto que dieron en Altos de Chavón los cantantes de reguetón Wisin y Yandel, importaciones odiosas, traídas a nuestro país sólo porque la ignorancia, la estupidez y los deseos vanos de llamar la atención de la juventud dominicana permiten costearla, estuvo acompañado de bailarines que deleitaron al público con escenas bochornosas en las que se tomaron poses que simulaban relaciones sexuales y se hicieron movimientos indecorosos.
En uno de los principales diarios dominicanos aparece en la portada una de las escenas más fuertes, y en el pie de página dice que algunos consideran estas formas de baile como arte corporal y otros como erotismo; no se les ocurre mencionar a los que la consideramos vulgar pornografía y prueba lamentable de lo bajo que ha caído la sociedad en el sentido moral.

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Está entendido y probado de más, que ningún extremo es bueno. Pensar en el puritanismo provoca risas porque todos saben de la hipocresía que se requiere para comportarse según estas normas extremas en público, porque de corazón pocos han estado de acuerdo con estas en los países donde se han impuesto, y porque en lo privado no eran así, y muchos adolecían de costumbres y gustos inconfesables. Pero también indeseable es el extremo del libertinaje, aberración y mala interpretación de lo que es libertad.
Los libertinos, que no son pocos en estos lares, entienden que mientras estén en la calle o en su casa pueden hacer lo que les venga en ganas, como andar casi desnudas las mujeres, y estas y los hombres utilizar orgullosamente un lenguaje soez, porque el que habla educadamente es un “atrasado, ridículo o que quiere privar en fino”.
Recuerdo los muchos ataques que se hicieron a los playeros en su momento de fama, porque las letras de sus canciones incitaban a las drogas y hablaban sin doble sentidos ni disimulos de sexo y violencia. Hoy en día, esas críticas han menguado tanto que se podría decir que hemos acabado por aceptar como buenas y válidas las actitudes de estos antisociales, promiscuos y drogadictos. Contra esta tendencia de aceptación hay que luchar, para volver a rescatar los valores que hemos perdido y que una vez nos rigieron, y de los que, al momento de tomar en cuenta para trazar las líneas de nuestra conducta diaria, es mejor pecar de exceso que de defecto, aunque ningún exceso sea bueno.
Solamente hay que observar el comportamiento de un perro en la calle para comprender qué insulto es que a uno lo comparen con este animal, aunque sea el mejor amigo del hombre; el calificativo de perro no es insultante para estos artistas, ya que ellos mismos han bautizado la forma de bailar el reguetón, que no es reggae, como perreo.
La autoridad competente bien podría sancionar a los artistas perreadores que presentaron este espectáculo, prohibiéndoles presentarse en el país por un tiempo dado, y también obligar a cualquier promotor artístico que quiera traer a un intérprete de este género a poner claro en los contratos que deben impedir los excesos en que incurren bailando. Por supuesto que en estos espectáculos se bailará perreo, pero que se aseguren que sea un perro cuyo pedigrí no le permite comer en los basureros ni copular en público.